lunes, 27 de julio de 2009

SEMANA NEGRA 2009: LA REPUBLICA POPULAR DE LAS LETRAS (I)

Tanto que contar y casi un mes después todavía me da vueltas la cabeza (y sigo sin poder beber así que no es por lo que piensas). Y es que la emoción también emborracha y sus resacas son más dulces. Seguro que olvido nombres pero no momentos, así que lo mejor es ir volcando fotos "robadas" de amigos que anduvieron por allí. Este año llevé una cámara cojoniuda... pero me olvidé de comprarle las baterías que no se consiguen en cualquier parte. Así que dependo de los objetivos ajenos, siempre más objetivos, para rescatar instantes de una semana en la República Popular de las Letras,que este año cumplió 22 julios y está más buena qe el pan. Estar allí, en mi casa literaria natal, es un privilegio y una gozada. Y si además presentas nuevo libro, ya ni te cuento. Dos presentadores de lujo para "Pero sigo siendo el rey", dos que tuvieron mucho que ver con que el parto de la novela llegara a buen fin. Tanto Cristina Macía como Jesús Lens , fueron de los primeros lectores de la versión 2.0 del libro. Cris, en un viaje en bus Madrid-Gijón que cuenta se le hizo más breve leyendo el mamotreto y Jésús en un periplo vajero internacional que se me antoja tenía por destino ir adquiriendo en cada etapa el don del olvido. El muy cabrito fue dejando capítulos por medio mundo, en folios que habrán escamado a posibles lectores de folios dispersos. Cariño y apoyo de dos temibles amigos: como no les guste algo o ven que te estás traicionando, te lo dicen sn dudar.


Lo de firmar tus propios libros debería ser declarado pecado capital. Y más en mi caso, ya que por más que me empeñe, mi letra jeroglífica hace que la peña tarde más en descifrar la dedicatoria que en leer las novelas.





En mi Patagonia original solíamos sentenciar aquello de "Dios los cría y el viento los amontona". Nada más cierto. Ya conocía del año anterior la generosidad de Juan Ramón Biedma, prologuista de lujo para mi tercera novela. En cuanto a Pedro de Paz, qué decir de un tío que tiene pinta de poder robarte la cartera en un descuido y lo que acaba por robarte son las dudas: se puede ser un escritor de puta madre y un tipo cojonudo al mismo tiempo. Pero para hacer honor al refrán patagónico y forjar el cuarteto apocalíptco me faltaba pasar más tiempo junto a Jerónimo Tristante, del que conocía su obra y su gesto: el año pasado, cuando aún estaba mareado con lo del Silverio Cañada para Camino de ida, una figura pelirroja y con aire de psicópata amable me dio un abrazo de felicitación que aún recuerdan mis costillas. Este año fue cruzarnos los cuatro y sin mediar más que la alegría de los ecuentros (mariconadas, las justas), nació una fraternidad digna del frenopático más selecto y puede que un colectivo con proyecto de novela que, si nos sale bie, será la polla. Seguiremos informando.




La foto no es de Gijón, porque no encontré ninguna, sino de París en mayo, donde tuve la ocasión de conocer mejor a Marc Fernández, escritor y periodista especializado en las letras negras. En la Semana Negra es indispensable y un tipo a tener en cuenta por lo que escribe.


A pesar de las pinta beatífica de mis dos acompañantes, no pertenecen a la curia, sino todo lo contrario. A la izquierda, el maestro argentino Ernesto Mallo, y a a derecha, el que parece estar escuchando mi confesión contrita es Alfonso Mateo Sagasta, al que es una gozada leer pero más aún poder conocerlo.



Creo que esta foto ya la publiqué pero es que el jamón estaba de puta madre. Joserra (ojo con este tío: escibe que asusta) y Jokin, de NOVELPOL, parte de una delegación de la asociación que disfuta de la SN y lo mira todo para luego poder contarlo. El Premio en viandas quedó en el paldar, el diploma, colgado frente al ordenata, para ofrecer aliento en horas bajas. El cariño sigue ahí. Gracias, a todos.


No es lo que parece: Pedro de Paz no está por darme una hostia, ya en el bus se regreso a Madrid. Aunque con el sombrero acojona bastante. Hablamos de libros por nacer y de historias disparatadas, como el cuento de Arregui que uno de estos días cuelgo aquí y que nació en ese viaje y esa charla.


"¿Trabajal?"

El titulillo viene de un chiste cojonudo que hizo rodar por as noches de la Semana Pepe Farruqo, comiquero de ley al que hay que tener en cuenta. Pero no lo contaré ahora, que esta es una crónica seria, joder. Este año pedí currar más, sentirme útil como ciudadano de la República Popular de las Letras y no sólo otro escritor que llega a vender su moto. PIT II y Cristina Macía me tomaron la palabra, vaya si lo hicieron: en cinco días participé en dos tertulias sobre novela negra y política, una radiofónica sobre novela negra y dictadura, y presenté otras dos novelas además de "Pero sigo siendo el rey". Dos novelas que me marcaron cuando las leí y volveré a leer cada cierto tiempo.
Una fue "Así murió el poeta Guadalupe", de la inquietante escritora y periodista Cristina Fallarás. En libro que dará que hablar y ya lo está haciendo. Claro que presentar a este peligro "colorado" es más que fácil, hasta para un torpe como yo: la Fallarás no falla (chiste fácil pero cierto), y se defiende para defender su ora más que Bruce Lee en un restaurante chino. El libro, altamente recomendable. La autora, un nombre y una propuesta a seguir.

El otro "presentado" ( a pachas nada menos quecon Juan Ramón Biedma, fue Paco Ignacio Taibo II, con la edición en España de su magnífica novela "De Paso", una muestra irrefutable de que hay libros que, siendo excelentes, pueden mejorar con el tiempo, como el vino que merece la pena. Y también la comprobación de que literatura y comprosimo ideológico no están reñidos si hay detrás un talento como el de PIT II. Otro que se presenta solo y así cualquiera se ofrece a trabajar. Más que estar en la mesa junto a PIT, hubiera querido estar tomando notas sobre lo que el muy cabrito decía. Y creo que a Juan Ramón le pasó lo mismo. Recuerden: "De paso", un libro recomendado para lectores y para los que queremos escribir. (No tengo foto de la presentación de PIT II, si alguien tiene, que me avise: la quiero para presumir, desde luego.


El tour de Francia o mi complejo de Astérix.

A veces me pregunto por qué me está yendo tan bien en Francia con una novela como Camino de ida (Aller Simple), en la que un Gardel que fuma porros, un tipo tímido y viudo reciente, y otro argentino y que vendía helados en el desierto desgranan sus aventuras delirantes y tan poco europeas a primera vista. En la foto, mi poción mágica: Judith Vernant, mi editora de Moisson Rouge, en plena Semana Negra y subiendo -sin duda-la afluencia de público a la caseta de la librería de Paco Camarasa al lucir su camiseta. La sonrisa un tanto fatigada no es resultado de la resaca, sino de un trabajo continuado y sereno: estuvo en todas partes, habló con todo el mundo y supo hacerlo como uno más de la SN, es decir sin que uno sintiera que sólo iba a lo suyo.

MAÑANA, MÁS, que tengo que currar si no quiero que me coman los albatros, como a Corto Maltés en la versión alternativa de "La Balada del mar salado" que nunca escribiré (Rasputín pasa de largo, deja al maltés atado en la balsa y ahí se acaba la cosa...) Es que en los ratos libre me peleo con la edición francesa de esa obra maestra, que me regaló Susana Arbizu hace unos meses. Y entre mis dificultades con el idioma y la envida que provoca el cabrón de Pratt, uno llega a pensar maldades lierarias.
Seguro que a la vuelta de su propia aventura africana, Susana y compañía pueden escribir toda una epopeya que dejaría corto al Corto...


















































































































































































































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